Noviembre ha sido el mes de los talleres, hemos disfrutado creando y nos han quedado unas cositas muy rebonitas.
Me quedo con un dulce recuerdo de un taller especial para unas amiguitas monísimas que vinieron al taller a celebrar que estaban juntas esa tarde.
Ver la cara de ilusión y un movimiento nerviosillo de las niñas antes de entrar en el taller me pareció gracioso y emocionante. En mis manos estaba hacerles pasar una gran tarde. No fue difícil porque enseguida nos dejamos llevar por el colorido, el material y mil ideas compartidas.
Risas y complicidad, ellas se fueron dando brincos de alegría con sus creaciones, pero lo que no se imaginan es cuanta felicidad me dieron. Estar por ellas y verlas disfrutar no tiene precio.
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